viernes, 15 de febrero de 2013

Plástico

Miquel Barceló, Cossiol Dogon, 2012
Aunque todavía no es una antigualla, me da la sensación de que el término "artes plásticas" está cada vez más en desuso. El sustitutivo "artes visuales" quizá abarque mejor el amplio espectro de las prácticas artísticas actuales, pero es un concepto que por sí solo dice muy poco. A mí me hace pensar en un arte muy higiénico, dirigido desde la distancia por el cerebro. Me imagino al artista sentado en una silla en un extremo de la sala moviendo los objetos con la vista hasta que éstos han quedado colocados en su sitio preciso. Las dos exposiciones que vi la semana pasada me hicieron pensar en artistas que se levantaban de la silla y trabajaban.
     Yo no conocía a Miquel Barceló (Felanitx, Mallorca, 1957) hasta que saltó a los medios de comunicación la polémica en torno a su famosa cúpula en la Sala de los Derechos Humanos de Ginebra. Fue un espectáculo bastante lamentable: por un lado, la prensa conservadora aprovechaba la oportunidad para hacer zafias críticas al artista y al gobierno de entonces, mientras en la acera de enfrente los ofendidos progresistas defendían la cultura a toda costa como si ésta fuera patrimonio exclusivo de la izquierda. Este mareo de prejuicios era el único conocimiento que tenía del célebre pintor hasta que dos años más tarde se celebró una gran exposición en el CaixaForum de Madrid. La visité y descubrí a un artista de enorme talento.
     Ahora me he acercado a su exposición en la galería Elvira González. Aunque presenta unos cuantos lienzos, la muestra se centra en obras hechas en barro, motivo por el que el artista ha presentado un texto convenientemente titulado “Manifesto de barro”. En la exposición he recordado lo mucho que Barceló me recuerda a Picasso. Sé que la comparación no es nueva, pero me resulta difícil no asemejar la voracidad de ambos, esa insaciable curiosidad que los lleva a adoptar nuevos materiales o disciplinas. Barceló habla de la cerámica como una forma de pintura, como un medio más rápido que el dibujo. “La arcilla blanda es como aire, es casi un líquido”, dice en un vídeo colgado en la página web de la galería. Mirando estas piezas de barro cocido que Barceló ha deformado y vapuleado, a mí me ha dado la impresión no de estar viendo obras acabadas, sino de estar presenciando su transformación en directo: vigilo de reojo a una que está hundida por la mitad porque da la sensación de que en cualquier momento puede respirar y volver a su forma originaria de vasija.
Genovés, Trayecto, 2012
     En otra galería a poca distancia de la Elvira González me encontré con muchedumbres agitadas. Muchedumbres o puntos en el espacio, como ha dicho en varias ocasiones el propio Juan Genovés (Valencia, 1930). Siempre me pregunto adónde irán todas estas personas. A veces se dirigen todos hacia un mismo lado del lienzo; otras veces, cada uno camina anárquicamente por su lado; otras, las figuras se concentran en torno a un punto del cuadro, dándole a uno la sensación de estar presenciando un acontecimiento importante.
     Pero lo que más me he preguntado siempre al ver cuadros de Genovés es en qué momento se le ocurre a alguien que un pegote de pintura puede convertirse en el cuerpo de una persona. Es posible abstraerse por un momento del hecho de que estas manchas representan diminutas figuras humanas y recrearnos en el mero espectáculo estético, pero lo cierto es que estas audaces composiciones lo son todavía más cuando a esos puntos en el espacio les añadimos piernas y tenemos la sensación de estar presenciando una masa de gente en agitado movimiento. Lo cual me lleva a otra pregunta: ¿parecerían igual de agitadas estas figuritas si las manchas fueran planas y no estos pegotes de pintura acrílica con tanto relieve? A mí se me hace imposible imaginar una solución más eficaz que esta, aunque eso no signifique que no exista. Es el gran engaño del arte: un mismo tema puede ser presentado por distintos artistas de las más diversas maneras; si las obras son buenas, todas y cada una de ellas nos parecerán verdades absolutas.
     Aunque casi todas las obras de arte que veo entren en la categoría de “plásticas”, ha sido después de ver estas dos exposiciones cuando he pensado que aún no es demasiado tarde para reivindicar el carácter más artesanal del arte. No hay que echar mucha imaginación para hacernos una idea de cómo trabaja Barceló. Me gustaría saber, en cambio, cómo es el proceso que sigue Genovés. Artes plásticas se refiere a manipulación de materia. No es cuestión de elegir entre las manos o el cerebro: en el vídeo al que hice referencia antes, Barceló dice que la pintura es una “herramienta de pensamiento”. Eso sí, cuando se pinta “hay que pensar antes y después, pero nunca durante”. Quizá sea pedante hablar de los artistas como magos, pero sé que nunca dejará de fascinarme cómo un buen artista puede transformar nada en algo, sea esa nada un lienzo en blanco, un montón de barro o un objeto aparentemente inútil al que, mediante el ingenio y la habilidad, uno puede dotar de nuevos significados. Además, es mucho más divertido mancharse las manos que mirar desde un extremo de la sala.

Miquel Barceló. Galería Elvira González. General Castaños, 3. Madrid. Hasta el 27 de marzo. Juan Genovés: Obra reciente. Galería Marlborough. Orfila, 5. Madrid. Hasta el 16 de marzo.


Plastics

Although it’s not yet been banished from our vocabulary, I feel that the term “plastic arts” * is gradually becoming obsolete. Its substitute, “visual arts”, may cover more efficiently the large spectrum of the arts today, but it’s a concept that, for me, says very little. It makes me think of a very hygienic art, directed at a distance by the brain. I imagine the artist sitting on a chair, moving the objects with his eyes until all the pieces have been put in their exact place. The two exhibitions I saw last week made me think of artists rising from their seats and working.
     I didn’t know Miquel Barceló (Felanitx, Mallorca, 1957) until his famous decoration of the dome of the Human Rights Hall at the UN headquarters in Geneva reached the media. It was a disgraceful show: on the one hand, the conservative press took advantage of the situation to grossly criticise the artist and the Government while, on the other side, the offended supporters of that Government defended the work as if culture was only a left-wing affair. These prejudices were the only knowledge I had of the painter until a great exhibition was held at Madrid’s CaixaForum. I visited it and discovered an artist with enormous talent.
     Now I’ve visited his exhibition at Elvira González gallery. Although there are a few paintings, the show is basically focused on works made out of clay. The artist has written a text conveniently titled “Clay Manifesto.” At the exhibition, I’ve remembered how much Barceló reminds me of Picasso. I know the comparison has been made before, but it’s evident that they both possess that same hunger and curiosity that makes them take on new challenges continuously. Barceló speaks of ceramics being a form of painting and a quicker medium than drawing. “Soft clay is like air, it’s nearly a liquid,” he says on a video that can be seen on the gallery’s website. Looking at these pieces of fired clay that Barceló has deformed and beaten, I have the impression that I’m looking not at finished works but rather still witnessing their transformation.
     In a gallery not far away, I find myself with agitated crowds of people. Crowds of people or points in space, as Juan Genovés (Valencia, 1930) himself has said on several occasions. I’ve always wondered where all those people are going. Sometimes they all walk in one direction; at other times, everyone goes their own way; and at others, they all gather around a specific point of the canvas, giving one the impression that they are witnessing an important event.
     But what I most often wonder when I look at a painting by Juan Genovés is when it occurred to him that a shapeless blob of paint could become a human body. It’s possible to simply enjoy these paintings merely aesthetically, but the truth is that these audacious compositions become even more so when we add legs to those jots of paint and have the feeling of looking at a mass of people moving. Which leads me to another question: would these figures resemble movement if they were plain instead of these dense jots of acrylic paint? I can imagine no better alternative, although that doesn’t mean other solutions don’t exist. It’s art’s great trick: one same theme can be presented by various artists in a great variety of ways; if the works are good, each and every one of them will seem to us like absolute truths.
     Although most works of art I see enter the category of “plastic arts”, it’s after visiting these two exhibitions that I’ve thought that it’s still not too late to speak in favour of the more manual nature of art. One doesn’t need a great deal of imagination in order to think how Barceló works. I would like to know, on the other hand, what Genovés’s process is like. Plastic arts means manipulation of materials. It’s not a question of choosing between the brain and the hand: in the video I talked about earlier, Barceló says that painting is a “tool of thought.” That said, “you should think before or after, never during” painting. It may sound pedantic to speak of artists as magicians, but I will never cease to be amazed by how a good artist can transform nothing into something, be that a blank canvas, a lump of clay or an apparently useless object which can acquire, through wit and ability, new meanings. That it’s much more fun to get your hands dirty than to look from a distance goes without saying.

Miquel Barceló. Galería Elvira González. General Castaños, 3. Madrid. Until 27th March. Juan Genovés: Recent Works. Galería Marlborough. Orfila, 5. Madrid. Until 16th March.

*I am aware that “plastic arts” is an expression that is rarely used in the English-speaking world, but it is the name that painting and sculpture has traditionally been given in Spain.

viernes, 1 de febrero de 2013

EMERGE '12

Entrevista a Rafael Pérez Hernando y Francisco Carpio

Aunque sus orígenes se remontan a 1996, la Galería Rafael Pérez Hernando abrió oficialmente sus puertas en el año 2004. Desde entonces, se ha esforzado en promocionar a artistas poco conocidos. Yo visité por primera vez la galería hace tres años y me encontré con una exposición dedicada a Giorgio Griffa, un veterano con una sólida trayectoria pero muy poco conocido en España. Aunque casos como este no son poco habituales, la galería se caracteriza por su interés en artistas emergentes. No sorprende, por tanto, que el título de su exposición actual sea “EMERGE”. La muestra nace de una colaboración con la Universidad Francisco de Vitoria, que anualmente convoca un concurso en el que estudiantes de arte de toda España presentan sus proyectos de final de carrera. Este año, a los ganadores se les ha dado la oportunidad de ver su obra expuesta en esta galería madrileña. Aunque la exposición cierra sus puertas esta semana, me ha parecido interesante conocer la opinión de Francisco Carpio –comisario de la exposición y profesor en la Francisco de Vitoria– y el propio Rafael Pérez Hernando acerca de la exposición.

PREGUNTA. La galería abrió sus puertas hace ocho años: ¿qué le lleva a uno a abrir una galería de arte?
RAFAEL PÉREZ HERNANDO. Necesidad personal.
P. Gracias a su galería, he descubierto a grandes artistas de los que nunca había oído hablar. Para mí, las galerías de arte son lugares donde aprender. Para usted, ¿qué función cumple una galería de arte? R.P.H. Mostrar lo que uno cree.
P. Al visitar sus exposiciones, a uno le da la impresión de que usted expone a artistas que le gustan de verdad, al margen de modas y tendencias puntuales. ¿Cómo se guía para elegir a “sus” artistas?
R.P.H. Me gustan, me motivan, me inquietan, me dicen algo…
P. ¿Cuánto hay de pasión, riesgo y capricho en su actividad como galerista?
R.P.H. 10 sobre 10.
P. ¿Cómo está afectando la crisis económica a las galerías?
R.P.H. Igual que la respuesta anterior.
P. Centrándonos en la exposición actual, ¿cómo surge la colaboración entre la galería y la Universidad Francisco de Vitoria?
R.P.H. Por pura casualidad; creo que les gustó el espacio y nos lo propusieron.
FRANCISCO CARPIO. Este es el primer año que realizamos EMERGE en la galería de Rafael. Buscábamos un espacio mayor, con más y más flexibles posibilidades expositivas. Conozco a Rafael como galerista prácticamente desde que abrió su galería y siempre me había gustado su apuesta e interés por el arte más joven.
P. ¿Cómo fue el proceso de selección de los artistas? ¿Qué buscaba el jurado?
F.C. Como comisario, me encargo de todo el proceso de selección, tanto de los recién licenciados de nuestra universidad, como –desde las 2 últimas ediciones– de otras facultades de Bellas Artes de toda España. En este caso he seleccionado 5 artistas de las universidades del País Vasco, Barcelona y Castilla La Mancha (Cuenca).
P. ¿Cómo valora el resultado?
R.P.H. Interesante para nosotros. No estaba muy convencido de lo que nos íbamos a encontrar pero Paco Carpio ha realizado una labor excelente. La mayoría de los proyectos nos sorprenden considerablemente.
P. En artistas tan jóvenes, con toda la carrera por delante, ¿qué rasgos intuye en ellos para considerar que tienen un porvenir prometedor?
F.C. Que tengan una voz propia, ya que, aunque las influencias son necesarias, es importante que aporten cosas personales.
P. En muestras como la actual, el papel del comisario se vuelve imprescindible. ¿Lo ve así también para artistas más consolidados? ¿Considera que en ocasiones la figura del comisario puede ensombrecer a los propios artistas?
F.C. Efectivamente, en experiencias como EMERGE, la figura del comisario es fundamental para vertebrar un discurso coherente dada la diversidad de propuestas y lenguajes creativos.  También creo que es muy importante cuando se trata de artistas más consagrados. El comisario actúa de nexo y bisagra entre el artista y el sector del arte, y aporta una base conceptual y discursiva imprescindible.
P. Las obras presentes en la exposición vienen acompañadas de discursos escritos por los propios artistas. ¿Considera que los discursos son imprescindibles en el arte actual?
F.C. Cada vez resulta más necesario fundamentar una obra artística en un discurso coherente y revelador. Absolutamente sí.
R.P.H. Sin ellos el espectador se queda fuera de juego.
P. ¿Qué le exige usted a una obra de arte?
F.C. Que me conmueva y que nunca me deje indiferente. Que me haga sentir y también pensar…
R.P.H. Tal vez demasiado, algo prácticamente imposible, que la obra sea atemporal, ajena al paso del tiempo. Cuando uno observa en el Prado el Descendimiento de la cruz de Roger van der Weyden, o en La Pinacoteca Brera  de Milán, la  Lamentación sobre el Cristo muerto de Mantegna, sólo me queda decir: ¡Tela marinera!
P. Hace un par de semanas, Félix de Azúa aseguraba en una entrevista que llevamos más de treinta años sin arte. ¿Cómo ve usted el panorama general del arte desde su puesto de galerista?
R.P.H. El arte es algo distinto al mercado del arte. Este está terriblemente  manipulado y dirigido. Yo, que soy un sujeto activo de dicho mercado, desde que tengo la galería visito el Prado y el Reina mucho menos que antes. Ah, y no se olvide que abrí mi galería por pura vocación.
F.C. Con todos mis respetos hacia Félix de Azúa, le considero mejor poeta que crítico… Precisamente creo todo lo contrario: el mundo del arte cada vez es más plural, más complejo y más apasionante, y es algo que constato día a día con mis alumnos, futuros artistas…
P. A pesar de que la crisis se está cebando con la cultura, ¿puede un artista joven sacar provecho de la situación actual?
F.C. Nunca ha habido tantas oportunidades (en forma de becas, ayudas, residencias, bolsas de viaje,  certámenes, etc.) para los artistas jóvenes. De todas formas, el único aspecto positivo de la crisis (si es que tiene alguno) es que actuará de filtro necesario para que sólo permanezcan aquellas voces más personales y auténticas.
R.P.H. Posiblemente el artista joven esté en una situación difícil antes y ahora. Deberá seguir adelante erre que erre, sabiendo que tiene una misión u objetivo que cumplir. Normalmente ninguna galería ni nadie le va a hacer ni pito de caso. Por eso… adelante!

EMERGE finaliza esta semana. Se puede encontrar más información acerca de la exposición y los artistas participantes en la página web de la galería: www.rphart.net/

Usua Pérez Echegoyen, La raíz de todo, 2012

Interview with Rafael Pérez Hernando and Francisco Carpio

Although its origins date back to 1996, Galería Rafael Pérez Hernando officially opened its doors in Madrid in 2004. It has since concentrated on promoting unknown or little-known artists. I first visited the gallery three years ago and saw a great show dedicated to Giorgio Griffa, a veteran with a solid career but who is almost a complete stranger in Spain. Despite cases like these, the gallery’s main interest lie in young emerging artists. It’s therefore no surprise to see them host an exhibition titled EMERGE. The show is a joint collaboration with Universidad Francisco de Vitoria (a university in the outskirts of Madrid), who annually hosts a prize for graduating art students from all over Spain. This year, they were given the opportunity to see their work shown at this gallery. Although the exhibition runs until the end of this week, I thought it would be interesting to hear what Francisco Carpio (the curator, as well as a professor at the university) and Rafael Pérez Hernando himself had to say about the exhibition.

Question. How did you decide to open an art gallery?
RAFAEL PÉREZ HERNANDO. It was out of pure necessity.
Q. What is, in your opinion, an art gallery’s function?
R.P.H. It has to show what you believe in.
Q. When I visit your exhibitions, it seems that the artists you choose are artists you truly like. What do you look for in “your” artists?
R.P.H. They’re artists I like, that motivate me, that unsettle me, that say something...
Q. What percentage of passion, risk and pure impulse goes into your job?
R.P.H. It’s a hundred per cent of everything.
Q. How is the economic crisis affecting the world of art galleries?
R.P.H. The same as above, one hundred per cent.
Q. How did the collaboration between the gallery and Universidad Francisco de Vitoria come about?
R.P.H. Pure coincidence; I think they liked our space.
FRANCISCO CARPIO. This is the first time we do EMERGE at Rafael’s gallery. We were looking for a larger space, with more flexible exhibiting possibilities. I’ve known Rafael practically since he opened the gallery and I’ve always liked his interest and promotion of young artists.
Q. How was the selection process?
F.C. As curator, I’m in charge of this process, and had to choose amongst the recent graduates of our university as well as from others from around Spain. In this case, I’ve selected five artists from the universities of the Basque Country, Barcelona and Cuenca.
Q. What’s your view on the result?
R.P.H. Interesting. I wasn’t too convinced on how it would turn out, but Francisco Carpio has done an excellent job. The majority of the works surprised us considerably.
Q. When you’re dealing with artists as young as these, what do you see in them that makes you think they have a promising career ahead of them?
F.C. I see they have their own voice. Although influences are necessary, it’s important for them to provide their individual views.
Q. In exhibitions like these, the role of the curator is essential. Do you think this is also the case for more renowned artists? Do you think that, in some cases, the curator can overshadow the artists?
F.C. For sure, in projects such as EMERGE, the role of the curator is fundamental in order to construct a coherent narrative. I also think it’s very important when the artists are more renowned. The curator acts as a link between the artist and the art sector, and provides a key conceptual support.
Q. The works in the exhibition each come with an essay written by the artists themselves. Do you consider these types of written discourses to be indispensable in art today?
F.C. It’s becoming increasingly important to base the works of art on coherent and eloquent discourses. Absolutely.
R.P.H. Without them, the spectator is left out of the game.
Q. What do you demand from a work of art?
F.C. I want it to move me and never to leave me indifferent. I want it to make me feel and also think.
R.P.H. Perhaps I ask too much, something impossible, and that is for it to be timeless, alien to the pass of time. When looking at The Descent from the Cross by Roger van der Weyden at the Prado Museum or Mantegna’s Dead Christ at the Pinacoteca Brera in Milan, one can only say, “My goodness!”
Q. A few weeks ago, Félix de Azúa [acclaimed Spanish writer and philosopher] said that there’s been no art for the last thirty years or so. How do you see art today from your respective positions?
R.P.H. Art is not the same as art market, which is terribly manipulated. I am an active member in this market and, since I opened my gallery, I visit the Prado and the Reina Sofia much less than before. And don’t forget I opened my gallery out of pure vocation.
F.C. With all my respects for Félix de Azúa, I consider him to be a better poet than a critic... I think exactly the opposite: the world of art is ever more varied, complex and exciting, and it’s something I see each day in my pupils, future artists.
Q. Despite the fact that the economic crisis is being hard on culture, do you think a young artist can somehow take advantage of the current situation?
F.C. Never before has there been so many opportunities for young artists: scholarships, residencies, contests... The only positive aspect of the crisis, if any, is that it will act as a necessary filter so that only the more personal and authentic voices remain.
R.P.H. Probably, a young artist has the same difficulties now than before. He or she must continue, knowing that they have a mission to accomplish. Normally, no gallery will take them very seriously. That’s why I say: keep going!

EMERGE runs until the end of this week. Further information about the exhibition and the participating artists can be found on the gallery’s website: www.rphart.net/