O cantón do sitio Especificúzinho, 2012 |
Aunque la exposición acaba de terminar, no puedo resistirme a comentarla brevemente. En la página web de la galería Astarté, el jovencísimo João Mouro (Faro, 1985) publica un texto en forma de falso manifiesto de vanguardia, bajo el cual subyace una crítica e irónica visión acerca del mundo del arte y la sucesión infinita de tendencias acuñadas por críticos y artistas locuaces. Su particular ismo es el “ventanismo”, estilo que adquirió, asegura, en el “centro comercial histórico del arte”.
Yo, al ver las fotos de la exposición en la página web, me sentí atraído por la mera apariencia estética de las obras, que me recordaban un poco a otro artista, Isidro Blasco. Cuando llegué a la galería, sin embargo, tardé poco en darme cuenta de que allí había algo más que escultura. La mayor parte de las obras consiste en el ensamblaje algo anárquico de trozos de madera o, directamente, fragmentos enteros de muebles. La suma de estas piezas no es tan arbitraria como cabría suponer, ya que, con poco que uno se fije, se da cuenta de que aquello son maquetas de edificios imaginarios.
Cajas de madera, patas de mesillas, plantas, tupperwares… Todo sirve para dar forma a estas peculiares casas de muñecas. Pero en su diseño hay un elemento fundamental: las ventanas. Al fin y al cabo, éstas son las que dan nombre a su vanguardia. “[…] considero que los muebles deben tener derecho a tener ventanas. Hoy no puedo ver ningún mueble sin ventanas, me pone de los nervios”, dice Mouro en su texto. ¿Interiorismo arquitectónico o arquitectura de interior?, uno se pregunta, aun sabiendo que verdaderamente eso importa poco. Por momentos, uno asocia estas obras a cierta escultura basada en el ensamblaje; por otros, a los ejercicios de un estudiante de arquitectura algo distraído, que no se atiene a la inviabilidad material de sus diseños.
Seguramente esta dificultad en adscribirlo a ninguna tendencia o disciplina es precisamente lo que Mouro busca. Resulta curioso, en cualquier caso, que esto lo consiga encasillándose él mismo en un estilo (inventado) concreto. Su “ventanismo”, nos dice, ocupa el puesto 83.245 en el ranking mundial de Estilismos Conceptuales, y pide ayuda para difundir su mensaje. Espero estar echándole un pequeño cable con este texto.
João Mouro. Ventanismo. Galería Astarté. Monte Esquinza, 8. Madrid. Lamentablemente, terminó ayer.
João Mouro, sculptor or architect?
Although the exhibition has just finished, I cannot resist commenting on it briefly. On Astarté gallery’s website, the young João Mouro (Faro, 1985) presents a text in the form of a mock manifesto, beneath which one can sense a critical and ironic view of the art world and the infinite succession of tendencies coined by critics and loquacious artists alike. His particular ism is “Windowism”, a style he acquired at the ‘art history shopping mall.’
On seeing the photos of the show on the website, I felt attracted to the works for their mere aesthetic appearance, which reminded me a little of another artist, Isidro Blasco. When I arrived at the gallery, though, I quickly reached the conclusion that there was more to it than just sculpture. The most part consisted of a somewhat anarchic assembly of pieces of wood or, directly, entire fragments of pieces of furniture. The sum of these parts is not as arbitrary as it may seem, since, once taken a closer look, one realises these are models of imaginary buildings.
Wooden boxes, table legs, plants, tupperwares... Everything is useful when it comes to creating these peculiar doll houses. But there is one fundamental element in their design: windows. After all, these are the ones that give name to the artist’s own avant-garde. ‘[...] I consider that pieces of furniture should have the right to have windows. Nowadays I can’t stand seeing a piece of furniture without windows, it drives me crazy,’ says Mouro in his text. Architectural interior design or architecture for interiors?, one seems to wonder, though knowing it really doesn’t matter. One moment we associate these works to a certain type of sculpture, the next we think these could be the exercises of a rather distracted student of architecture that doesn’t pay attention to the fact that the majority of his designs are not feasible.
Most probably, this difficulty to ascribe the artist to any specific tendency or discipline is precisely what Mouro is looking for. It’s funny, nonetheless, that he should choose to do so by pigeonholing himself into a specific (imaginary) style. His “Windowism”, he says, occupies the 83,245th position in the world ranking of Conceptual Styles and asks for help in spreading the word. I hope this text helps him out at least a little bit.
João Mouro. Windowism. Astarté Gallery. Monte Esquinza, 8. Madrid. I’m sorry to say it finished yesterday.